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Hilda Breer, actriz de éxito y prostituta

Autor: Said Silvestre
Fecha de publicación: enero 5, 2022

La realidad siempre supera a la ficción. Estamos hartos de escuchar y leer esta frase, y casi nunca nos la creemos. Hemos visto historias en el cine, la televisión o la literatura que nos parecen imposibles. Y no porque tengan tintes sobrenaturales, mágicos o futuristas, por ejemplo, sino por sus absurdísimos argumentos. Algo así jamás ocurriría en la vida real… solo que esto tampoco es cierto. Alrededor del mundo, cada día, aparecen historias que harían palidecer a los mejores guionistas de ficción. Tan surrealistas que, de hecho, algunas terminan convirtiéndose en películas, con el ya clásico “basado en hechos reales” por delante. Luego vemos esos telefilms y somos incapaces de creer que la historia que se cuenta haya ocurrido realmente. Y es que al final, en muchos casos, incluso se suaviza, porque lo absolutamente increíble que resulta. La historia de Hilda Breer bien podría dar para una película, y seguramente la ficción no lograría alcanzar el nivel de la pura realidad.

En el año 2011, una encantadora y talentosa abuelita de origen argentino encandiló a todos en el programa musical Supertalento, en la televisión alemana. Su nombre era Hilda, y demostró poseer una voz absolutamente increíble, maravillando no solo al jurado, sino a todo el público. Algunos veían ya un nuevo caso como el de Susan Boyle en Reino Unido, solo que con una mujer de edad aún más avanzada. En estos talent shows no solo se celebra el talento, sino también se busca hurgar en historias humanas, de esas que nos llenan el corazón  y nos reconfortan. Hilda tenía una historia perfecta para encandilar a todo el mundo, ya que había llegado a Alemania después de ser una estrella en Sudamérica apareciendo en un montón de novelas. Estaba totalmente arruinada por una estafa, y buscaba una nueva oportunidad para demostrar su talento. Lo que Hilda no contó en aquel programa es que, mientras conseguía de nuevo la atención de público, tuvo que subsistir a base de un trabajo mucho más prosaico. A sus 80 años, la mujer se convirtió en prostituta en un burdel de Colonia.

Quién fue Hilda Breer

Hilda Breer nació en Buenos Aires, Argentina, en el año 1931. Hija de un ingeniero naval alemán, de ahí su nombre y su apellido, se mantuvo durante toda su infancia y adolescencia en su país natal ya que su padre trabajaba para el ejército. No tardaría la joven en demostrar un espectacular talento, especialmente para la música. Su melodiosa y potente voz la llevó a ser solista del coro de la Universidad con apenas 15 años. Comenzó a estudiar música de forma mucho más seria y constante, y a dar recitales por toda Argentina. Cuando su fama creció, llegó incluso a actuar en Montevideo, Uruguay, y posteriormente, también en Venezuela, donde terminaría radicándose a finales de los años 50 para dar recitales y aparecer en numerosas ficciones televisivas.

Su carrera como actriz

Ya en los años 60, el nombre de Hilda Breer empezó a hacerse muy conocido en toda Latinoamérica gracias a su participación en telenovelas como Anna Karenina o Soledad. Durante toda esa década compaginó sus trabajos frente a la cámara con obras de teatro, tanto ficción como zarzuelas. Ganó numerosos premios por sus papeles televisivos y también se empleó como profesora de canto en la Escuela de la Opera de Caracas. Incluso llegó a poner voz a numerosas emisiones de la Radio Nacional de Venezuela, convirtiéndose en todo un mito por su voz y por su forma de cantar y actuar. Su vida siguió trascurriendo con esa fama moderada, especialmente entre los amantes de las telenovelas y la música clásica.

Durante los años 70 sus papeles comenzaron a decaer un poco más, y sus apariciones públicas se hicieron menos notorias. Ya con más de cuarenta años, la estrella de Hilda parecía empezar a apagarse. Y entonces llegó la verdadera desgracia, el punto de inflexión que le obligó a dejar toda su vida. Quedó arruinada por completo y tuvo que marcharse a Colonia, en Alemania, para poder subsistir allí con sus hijos. Se alejó por completo de los escenarios, más allá de alguna pequeña colaboración en algún concierto. Ya en edad avanzada, tuvo que ganarse la vida como pudo, cuidando ancianos y buscando cualquier oportunidad en un país que conocía bien, pero en el que nadie la conocía a ella.

Una segunda oportunidad en Alemania

Hacemos un pequeño salto en el tiempo para llegar a 2011, cuando Hilda decide presentarse al programa Supertalento de la televisión alemana RTL. Se trata de un talent show, muy al estilo de Got Talent, en el que personas anónimas demuestras su talento en el escenario. En aquellos momentos, Hilda contaba ya con 80 años y parecía haber quedado muy atrás de la artista que enamoró con sus conciertos en Latinoamérica. Sin embargo, la anciana logró conmover a todos con sus imponente interpretación de la canción No Llores Por Mí, Argentina, célebre por el musical Evita. Era un guiño a su propio país, por supuesto, pero tanto ella como su historia calaron muy hondo en los alemanes. Tanto que Hilda llegó a ganar esa edición del concurso. Pero no sería lo único que la haría famosa en toda Alemania.

Prostituta a los 80 años

Tras aparecer por primera vez en el programa y volverse viral, una fuente anónimo dio un chivatazo al diario sensacionalista Bild. Aquella anciana que había encandilado a todos por su voz trabajó junto a ella en una línea caliente. De hecho, había sido su compañera durante unas semanas, pero Hilda no tardó en abandonar el trabajo, ya que no parecía servir para esa función. Sin embargo, Bild creyó encontrar una historia interesante en aquel caso, e indagó mucho más. Hasta descubrir que, de hecho, la anciana había llegado mucho más que una simple línea caliente, y se había prostituido en un burdel de Colonia desde dos años antes de su aparición en el programa.

En una entrevista concedida en exclusiva al diario y con una fotografía muy sensual en portada, Hilda hablaba de su situación tan delicada, que le había llevado a prostituirse a sus 79 años. Después de vivir en Colonia prácticamente en riesgo de exclusión, encontró aquel anuncio en un periódico. “Se necesitan damas”, ponía. Ella se interesó por el trabajo y descubrió que, en efecto, eran servicios sexuales. Sin embargo, no se mostró demasiado acomplejada en ese sentido, así que se postuló como candidata. La anciana se convirtió en toda una sensación entre los hombres que visitaban el burdel, y l legó a ganar 140 euros por hora. Dejó  el trabajo a los pocos meses, porque era imposible seguir ese ritmo a su avanzada edad, pero incluso durante la emisión del programa seguía viéndose con algunos clientes fieles.